Mantener un ambiente saludable en la oficina repercute en la productividad
La pandemia por coronavirus nos ha dejado numerosos aprendizajes. Una de las lecciones que mejor hemos interiorizado ha sido la importancia de ventilar correctamente para mantener ambientes de trabajo limpios, seguros y saludables. En el caso de las oficinas, esta tarea se hace aún más imprescindible pues la calidad del aire se ve afectada por la acumulación de contaminantes como CO2, compuestos orgánicos volátiles, polvo, humo y sustancias químicas. Además, la presencia de personas aumenta la concentración de microorganismos, provocando la propagación de enfermedades infecciosas, y la incorrecta regulación de la temperatura y la humedad pueden provocar moho y hongos, que también son perjudiciales.
Es importante cuidar la salud de los empleados
Pero, además de cuidar la salud, mantener un buen ambiente de trabajo repercute en el confort de los empleados, en su concentración y desempeño y, por ende, en su productividad. Y es que la presencia de aire contaminado puede provocar picor/escozor en los ojos, sequedad y enrojecimiento de la piel, congestión, goteo nasal, dolor de garganta, estornudos, irritabilidad, náuseas y dolor de cabeza, entre otros.
Una buena ventilación es esencial en los espacios de trabajo
Se recomienda diseñar un espacio de trabajo abierto y flexible, que cuente con equipos eficientes que mantengan una buena ventilación y circulación del aire, en caso de que no sea posible la ventilación natural. Además de medir los niveles de contaminación para purificar el aire, se debe evaluar el mobiliario, apostando por materiales sostenibles, revisar los productos de limpieza, los COVs y el material particulado. A través de sistemas de ventilación mecánica controlada, regulada higrométricamente o controlada de doble flujo garantizamos el movimiento constante de aire fresco, objetivo para el que también podemos hacer uso de filtros de aire de alta eficiencia que aseguren un ambiente más saludable, sensores ambientales, sistemas de monitorización de la calidad del aire, incluso gestión remota de sistemas de climatización. Apostar por las tecnologías avanzadas, como los sistemas HVAC o los filtros HEPA, se hace, además, imprescindible para lograr la eficiencia energética.
La educación de los empleados en este aspecto es también de vital importancia. Por ello, además de estas recomendaciones, deberían conocer las normativas que regulan el nivel óptimo de calidad del aire, como el Código Técnico de la Edificación, el Reglamento de Instalaciones Térmicas en Edificios o la norma UNE-EN 13779:2008 de diseño y ejecución de los sistemas de ventilación y acondicionamiento de aire para edificios de uso no residencial con ocupación humana. Después del domicilio, la oficina es el lugar en el que más horas permanecemos, por lo que se hace imprescindible gozar de un entorno sano y seguro.